La teoría de las proporciones en el arte clásico griego
El arte clásico griego tomó en consideración las mudanzas de las dimensiones como resultado del movimiento orgánico; el escorzo resultante del proceso de la visión; y la necesidad de corregir, en ciertos casos, la impresión óptica del espectador mediante ajustes «eurítmicos». En consecuencia, los griegos no podían partir de un sistema de proporciones que, al estipular las dimensiones «objetivas», también estableciera irrevocablemente las dimensiones «técnicas». Sólo podían admitir una teoría de las proporciones en la medida en que dejara al artista en libertad de modificar las dimensiones «objetivas» una y otra vez mediante una redistribución libre; en resumen, sólo en la medida en que se limitara a desempeñar el papel de antropometría. (...) .... el artista-teórico egipcio construía primeramente una malla de cuadrados iguales e insertaba luego en ella los contornos de su figura, sin preocuparse porque cada línea de la malla coincidiera con una de las articulaciones orgánicamente significativas del cuerpo. (...) El artista teórico-griego procedía del modo opuesto.
No partía de una malla construida mecánicamente a la que adaptara luego la figura; comenzaba, en cambio, con la figura humana, diferenciada orgánicamente en torso, miembros y partes de miembros, y ulteriormente trataba de determinar de qué modo se relacionaban dichas partes entre sí y con el conjunto. (...) Así, no es un principio de identidad mecánica, sino un principio de diferenciación orgánica lo que constituye la base del canon de Polícleto.
(De The Meaning in the Visual Arts, Nueva York, 1955. Versión castellana: El significado en las artes visuales, Ed. Infinito, Buenos Aires. 1970. págs. 66. 67.)
Alois Riegl : El Culto Moderno a los Monumentos *
por: Dr. Arq. George Latour Heinsen
Aprovechando el gran interés por la restauración de monumentos que en los últimos años se verifica en la ciudad de Santo Domingo, creo oportuno hacer algunas reflexiones sobre dos conceptos fundamentalmente contradictorios : Conservar y Restaurar.
La historia de la restauración no puede ser escrita sin subrayar la gran importancia de los ensayos de Alois Riegl, realizados entre 1903 y 1905, sobre todo el texto central: "Der Moderne Denkmalkultus, sein wesen und seine entstehung" (el moderno culto de los monumentos, sus características y sus inicios) del 1903.
La importancia fundamental de los escritos de Riegl es que se colocan en un momento crítico de la cultura de la restauración, y es aquel inicio del 900 o al final del siglo XIX durante el cual el debate entre restaurar y conservar tenía como protagonistas personalidades como Violet Le Duc, J. Ruskin, W. Morris, y el mismo Camilo Boito, entre otros.
La estructura del ensayo de Riegl es relativamente simple. Riegl comienza con dar la definición de monumento diferenciando inmediatamente lo que es un monumento intencional de lo que es un monumento histórico artístico. El monumento intencional es aquel monumento que tiene la función recordar un evento o un personaje del pasado; tiene la función de conmemorar, de recordar. Los monumentos históricos y artísticos son aquellos que testimonian la cultura del pasado en sentido general.
El ensayo recorre el desarrollo que en la historia han tenido algunos conceptos como "valor artístico" y " valor histórico".
El valor histórico - dice Riegl- es relacionado hoy al concepto de desarrollo, por esta razón para nosotros asume significado cualquier evento trascendente no importa su grandeza, basta que pueda ponernos en contacto con la cultura del pasado. El valor artístico es relacionado al concepto de "Kunstwollen" (voluntad de arte) por eso no existe ningún momento de la producción de la manifestación artística del pasado que prevavezca sobre otras.
Riegl examina a través de la história el modo como aparecen o se "configuran" y asumen significado estos valores, introduciendo lentamente una serie de nuevos valores. Entre estos Riegl da el puesto de mayor importancia al llamado "valor de lo antiguo". El valor de lo antiguo con respecto al valor histórico es propuesto por Riegl casi de manera profética : es el máximo grado de conocimiento que el hombre puede poseer de frente a la cultura del pasado.
La articulación de los valores sucesivos son presentes en el ensayo con una tal riqueza que llega a cubrir todos los temas, argumentos y discusiones que caracterizaban el debate "restaurar o conservar" en el 800 y el 900.
Estos valores están divididos en dos importantes grupos; uno relacionado al "Valor como Memoria" (que relaciona el pasado a través de los valores artísticos, históricos y valores de lo antiguo); otro grupo se relaciona con los valores "contemporáneos" y estos son : "valor de uso", "valor de novedad" y "valor artístico relativo" positivo o negativo.
Para Riegl, este último asume el carácter más importante para los fines de la protección de los monumentos. Por ejemplo: si observamos un monumento degradado, las marcas o señas del paso del tiempo, desde el punto de vista del valor histórico, son indiferentes o más aún elementos de disturbo. Según el valor histórico el monumento debe ser analizado como obra humana, no como obra humana modificada por la naturaleza. Se debe entonces verificar una idea de reconquista del original, que comporta la eliminación de los elementos de degradación que son típicos en vez del valor de lo antiguo.
La opinión de Riegl es que el valor histórico se debe actuar con palabras o con pensamientos, nunca sobre el monumento directamente, quiero decir que el interés por el valor histórico no legaliza a ninguno a la eliminación de los elementos de degradación, sino que invita a seguir reconstrucciones ideales, integraciones e interpretaciones siempre en otro lugar, fuera del aspecto físico del monumento.
Hablando del valor de uso; es ciertamente entra en conflicto con el valor histórico y con el valor de lo antiguo; el valor de uso propone una serie de modificaciones y adaptaciones que conducen el monumento hacia una nueva posibilidad funcional. Riegl niega que esa situación conflictiva sea normal y propone tres casos diversos : el caso en el cual el edificio pierde toda posibilidad de utilización; en este primer caso no existe conflicto entre los diversos valores, y el edificio puede ser totalmente conservado. Un ejemplo en nuestro país pueden ser las Ruinas de San Francisco.
Segundo caso, edificios que han conservado totalmente la función original, en este caso el conflito no existe porque se puede limitar a la manutención de las intervenciones que son necesarias para el valor de uso, y que consisten en el mantenimiento del valor histórico y del valor de lo antiguo; pensemos un momento a
El conflicto, dice Riegl, está en aquellos edificios del período que va del medioevo a hoy. Edificios que no han conservado integralmente sus funciones originales, aquellos edificios que no corresponden exactamente a las funciones de hoy y que tienen necesidad de ser recuperados.
Riegl no esconde el hecho que la conservación del valor histórico y del valor de lo antiguo no pueden precindir del valor de uso : explica el caso de aquellos edificios que si no son utilizados, caen en ruinas determinando una forma aún más violenta de destrucción que con la introducción de una función.
Recordemos la actitud de J. Ruskin con relación a las ruinas, como por ejemplo en el Aforismo 31 de Las 7 Lamparas de
Ruskin, en sus afirmaciones acerca de la restauración de los marmoles de revestimiento de
A proposito de conflictos de valores, Riegl expone un modo crucial que aparece en toda la temática actual alrededor de la restauración: Riegl habla de valor artístico relativo y lo duplica en valor artístico relativo positivo y negativo; a proposito del valor artístico relativo positivo, Riegl da un ejemplo con un cuadro de Boticelli que haya sido retocado en una época barroca, en este caso no hay dudas, los retoques barrocos serán removidos para dar, a través del valor positivo que reconocemos en el cuadro de Boticelli, su aspecto original, su clave total de lectura. Pero cuando, por esemplo, nos encontramos delante de agregados decorativos barrocos en un edificio medieval, podemos encontrar un valor relativo que no aconseja la eliminación de las estructuras o decoraciones barrocas.
Todavía una vez más se abre aquí uno de los temas que han caracterizado desde la segunda mitad del 800 hasta hoy los problemas de la restauración y la conservación de los monumentos.
J. Ruskin y W. Morris defendían en cierta forma la conservación, contrariamente Violet Le Duc estaba a favor de la restauración.
Nosotros sabemos que en realidad detrás del debate, se esconden problemas de otra naturaleza. La verdad es que al centro de la discusión se enfrentaba el papel de la história, la operabilidad, en otras palabras la capacidad didáctica de la história.
La idea es clara si pensamos que en Italia al inicio del 900 se propone la restauración de monumentos como diciplina autónoma como nuevo campo de la actividad del arquitecto.
En Italia en el momento que los seguidores de grandes profesionales como Lambrate, Rubiani, Beltrami, Giovannoni y otros proponen la idea de separar la restauración de monumentos a los temas de diseño arquitectónico, aparece un tercer frente que como lider Camilo Boito propone una via intermedia, basando las raíces del diseño arquitectónico en la misma cultura de la restauración.
Respecto al diseño arquitectónico, la restauración en el 900 se coloca como un monento de frecuente experimentación con la história. El camino indicado por Boito es exactamente el diseño del monumento a Vittorio Enmanuelle II en Roma, este último es uno de los pocos monumentos que Boito defiende como ejemplo importante de lo que deberá ser la arquitectura de los monumentos, iniciando un camino que seguirán otros importantes profesionales como por ejemplo Giovannoni, Piacentini ect.
Es así que la restauración de los monumentos se propone como el resultado final de un procedimiento que tiene como objetivo fundamental el conocimiento histórico, en otras palabras es la história que legaliza el acto final que es la restauración. En este caso la restauración de monumentos es un acto concluso, es el resultado final de una serie de estudios, investigaciones y operaciones que conducen a la producción de un nuevo documento. Documento resultado de pacientes estudios históricos, que el restaurador entrega la mundo.
Desde este momento es que la restauración de monumentos se presenta como la fase final de la operación, como el final de un ciclo.
Pensemos que ni nisiquiera Violet Le Duc, restaurador, exponìa el problema en esos tórminos. Recordemos que Violet Le Duc comenzaba la operación desde la nebulosidad de las ruinas para luego explicar y revelar el mensaje didáctico dentro la arquitectura del pasado y, a través de la reconstrucción de las mismas ruinas proponía una enseñanza más clara de la história a los fines de la nueva arquitectura. Sus operaciones eran un momento de pasaje entre un pasado de descubrir e interpretar, y un futuro de construir. Por ese motivo la restauraciòn no es el final de un ciclo para Violet Le Duc, podemos decir que en cierta manera era el inicio. Para los restauradores de los inicios del 900, al contrario, la restauración de monumentos es la conclusión.
Entre estas dos posiciones radicalmente opuestas, los escritos de Alois Riegl asumen doble significado.
Riegl no decreta rígidas posiciones contra la restauración, aunque condena las operaciones de transformaciones a los monumentos: no toma ni siquiera posiciones a favor de la conservación. Riegl propone una forma de protección activa de los monumentos.
Los escritos de Alois Riegl se presentan en un momento de grán interés para la nuestra reflexión porque mueven el debate actual "restaurar o conservar" a la reflexión teórica que esta diciplina ha sistemáticamente olvidado en nuestros tiempos.