jueves, 11 de octubre de 2007

Jacob Burckhardt


Jacob Burckhardt en 1892
Jacob Burckhardt (Basilea 25 de mayo de 1818Basilea 8 de agosto de 1897) fue un historiador suizo de arte y cultura.
Nació en Basilea, fue educado en Neuchâtel y hasta 1839 estudió teología protestante. En 1838 hizo su primer viaje a Italia y también publicó sus primeros artículos importantes: Bemerkungen über schweizerische Kathedralen («Observaciones acerca de las catedrales suizas»). En 1839 se trasladó a la Universidad de Berlín, donde estudió hasta 1843, pasando parte de 1841 en Bonn, donde fue pupilo de Franz Kugler, historiador de arte, a quien fue dedicado su primer libro: Die Kunstwerke der belgischen Städte («Las obras de arte de las ciudades belgas») (1842). Fue profesor de historia en la Universidad de Basilea (18451847, 1849-1855 y 18581893) y en el Instituto Politécnico Federal de Zúrich (18551858).Criticó a la llamada cultura industrial y fue contrario a las tendencias idealistas e historicista en boga en el mundo académico durante su época, en contraposición elaboró una teorización historiográfica a la cual llamó Kulturgeschichte («Historia de la cultura», aunque el término Kultur en alemán y en el contexto de la época indica principalmente la «civilización»).

Joseph Rykwert


Joseph Rykwert (1926) es uno de los historiadores más destacados de la arquitectura. Discípulo de Le Corbusier se interesó por el papel del arquitecto en la solución de los problemas de la ciudad. Marchó a Estados Unidos en 1988 tras varios años de docencia en las universidades de Cambridge y Eses. En la actualidad es catedrático de Arquitectura en la Universidad de Pennsylvania. Entre sus escritos destacan: La casa de Adán en el paraíso: la idea de la cabaña primitiva en la historia de la arquitectura (1972), The First Moderns (1996), The Dancing Column: on Order in Architecture (1996) y The seduction of Place: The city in the Twenty-First Century (2000) y dirigió el proyecto de traducción al inglés Del arte de la construcción de Alberti (10 vols., 1994).

Externalismo

Hilary Putnam, que fue uno de los fundadores del funcionalismo, es ahora uno de los más influyentes críticos de esta posición. Sus argumentos contra el funcionalismo están estrechamente relacionados con el apotegma externalista: «Las ideas no están en la cabeza». Putnam trata de mostrar que una idea no es un estado interno, sino que se constituye por medio de la comunidad y el entorno. Pero, dado que los estados funcionales son estados internos, no es posible identificar estados mentales y funcionales. Putnam ofrece dos argumentos:
1) Olmos y hayas: Putnam empieza diciendo que él no sabe nada de olmos y hayas más que que son árboles. Esto significa que la estructura funcional interna de estas ideas puede ser la misma. Sin embargo, las ideas «El olmo es un árbol» y «El haya es un árbol» son diferentes, ya que se refieren a cosas diversas. Pero si hay ideas que pueden ser diferentes pese a que la estructura funcional sea la misma, entonces ideas y estados funcionales no pueden ser idénticos.
2) Planeta gemelo: El segundo argumento de Putnam se basa en un experimento mental. Se imagina un planeta exactamente igual al nuestro hasta en los más pequeños detalles. Sólo hay una diferencia: lo que para nosotros es H20, en ese planeta gemelo es una sustancia XYZ, que, no obstante, tiene a simple vista las mismas propiedades que el agua. Es, por tanto, líquida, transparente, incolora, etc. De este modo, una persona A, en la tierra, tiene al respecto la misma estructura funcional que su gemelo B en el planeta gemelo. Sin embargo, sus ideas respectivas son diferentes: con la idea «el agua es líquida», A se refiere a la sustancia H20, mientras que B se refiere a XYZ. La conclusión es que, dado que personas con la misma organización funcional pueden tener ideas diferentes, las ideas no son idénticas a los estados funcionales.

John Searle


Es uno de los más influyentes críticos del funcionalismo (Berkeley, 2002)
El funcionalismo tiene que enfrentarse además con un problema que incluso muchos de sus defensores –por ejemplo, Jerry Fodor– consideran no resuelto. Si todo estado mental es un estado funcional, también lo que experimentamos –como, por ejemplo, los dolores–, han de ser estados funcionales. Es, sin duda, plausible describir los dolores funcionalmente: Quien tiene dolores tenderá a mostrar, por lo general, una conducta determinada –por ejemplo, descansar en la cama, pero no bailar– y tendrá también otros determinados estados mentales –por ejemplo, aflicción, pero no euforia–.Pero la pregunta determinante es si la descripción funcional se hace cargo por completo del fenómeno del dolor. Y aquí surgen serias dudas. Seguramente, la caracterización funcional es parte importante del dolor, pero hay otro elemento que parece aún más importante: la vivencia del dolor. Sin embargo, el hecho de que experimentamos dolores –esto es, que tenemos qualia de dolor– no parece ser tenido en cuenta en la descripción funcional. El reproche al funcionalismo consiste, por tanto, en que éste no puede explicar los qualia o contenidos vivenciales. Por consiguiente, no queda nada claro que una determinada arquitectura funcional sea suficiente para las vivencias. De ahí que no parezca plausible equiparar los estados mentales a los estados funcionales. Para ilustrar esto piénsese en una computadora que tenga la misma estructura funcional que una persona que sufre dolores severos. ¿Siente la computadora de hecho dolores

Funcionalismo (filosofía)

El funcionalismo es una de las posiciones clásicas de la filosofía de la mente. Su tesis central es que los estados mentales son estados funcionales.


Qualia [singular: quale, en latín y español]. Término filosófico que define las cualidades subjetivas de las experiencias mentales. Por ejemplo, la rojez de lo rojo, o lo doloroso del dolor, el funcionalismo de la funcion.
Los qualia simbolizan el "gap" (hiato) explicativo que existe entre las cualidades subjetivas de nuestra percepción y el sistema físico que llamamos cerebro. Las propiedades de las experiencias sensoriales son, por definición, epistemológicamente no cognoscibles en la ausencia de la experiencia directa de ellas; como resultado, son también incomunicables. La existencia o ausencia de estas propiedades es un tópico calurosamente debatido en la filosofía de la mente contemporánea.
Los Qualia han jugado un rol importante en la filosofía de la mente, principalmente porque son vistos como una refutación de facto del fisicalismo. Hay un debate sobre la precisa definición de los qualia dado que varios filósofos enfatizan o deniegan la existencia de ciertas propiedades.
3.3 Externalismo
4 Bibliografía 5 Enlaces


Funcionalismo y estados funcionales
El tema central de la filosofía de la mente es el problema mente-cuerpo, producto de la pregunta acerca de la naturaleza de los estados mentales. ¿Pueden estos integrarse en una concepción materialista o pueden explicarse únicamente por medio de un espíritu inmaterial? El funcionalismo defiende la tesis de que los estados mentales son estados funcionales. Puesto que los estados funcionales pueden ser realizados por sistemas materiales, el funcionalismo se concibe generalmente como una posición materialista. No obstante, hay que considerar que el funcionalismo adopta en primer lugar una posición neutral desde el punto de vista ontológico: en principio no dice nada en contra de que también sistemas inmateriales –si los hubiera– pudieran caracterizarse funcionalmente.
Un estado funcional se caracteriza por que ante un determinado input reacciona con un determinado output y pasa a otro estado funcional. La idea de estado funcional puede explicarse mediante sencillos ejemplos. El filósofo Ned Block propone el ejemplo de una máquina expendedora de bebidas: Pensemos en una máquina expendedora que, al recibir un euro, devuelve un refresco. Para ello acepta monedas de 1 euro y de 50 céntimos. Para funcionar, la máquina dispone diversos estados internos. Ha de haber un estado en el que la máquina pide un euro para expulsar un refresco, pero también ha de haber un estado en el que la máquina sólo piede 50 céntimos. Podemos ilustrar la arquitectura funcional de dicha máquina mediante la siguiente sencilla tabla:


La máquina posee dos estados diferentes que responden, respectivamente, a dos inputs diferentes, y o bien se mantiene el mismo estado o bien se transforma en otro estado. Esta tabla define los estados funcionales. En tal caracterización de los estados funcionales de un sistema, lo decisivo es que esta es independiente de la concreta realización física del sistema: es completamente irrelevante que la máquina sea de plástico o de acero.
La tesis del funcionalismo es que también los estados mentales pueden describirse de esa manera. Quien se encuentra en un estado mental concreto (por ejemplo, tiene dolor de cabeza o piensa que hoy es lunes), ante un determinado input reaccionará de determinada manera y pasará a otro estado mental (funcional). Todos los funcionalistas tienen claro que la descripción de la vida interior mental ha de ser incomparablemente más compleja que la descripción de una máquina expendedora. Lo determinante de esta tesis es que, según ella, la disposición de estados mentales es independiente de la realización física. De este modo, una computadora o un robot podrían tener estados mentales si realizan los mismos estados funcionales que un ser vivo dotado de conciencia.
La evolución del funcionalismo [editar]
El desarrollo del funcionalismo está estrechamente ligado a los problemas de la teoría de la identidad y la aparición de la ciencia cognitiva. La teoría de la identidad fue formulada en los 50 por John Smart y Ullin Place. Afirma que un estado mental (dolor de cabeza, por ejemplo) es idéntico a un estado neuronal.
Contra esta teoría se presentó la objeción de que es empíricamente plausible que diversos seres se encuentren en la misma situación mental y, a la vez, se encuentren en estados neuronales diferentes. Es de suponer, por ejemplo, que humanos y gatos pueden tener dolores de cabeza. Sin embargo, los cerebros son tan diferentes que resulta poco plausible que, en ese caso, se encuentren en el mismo estado neuronal. En filosofía se habla aquí de realización múltiple.
Máquina de Turing

A esto se suma que en los años 50 y 60 surgieron la inteligencia artificial (IA) y la ciencia cognitiva. La teoría de la identidad parecía excluir de antemano que un robot pudiera tener conciencia, ya que carece de estados neuronales.
En esta situación, el funcionalismo, formulado por primera vez por Hilary Putnam en 1960, parecía ser una clara mejora, ya que describe los estados funcionales como independientes de su realización concreta. Por tanto, la realización múltiple no le plantea ningún problema a este funcionalismo. Tampoco excluye éste que sistemas sin cerebro biológico puedan tener estados mentales. Incluso una máquina de Turing puede, en teoría, realizar cualquier estado funcional. Estas ventajas hicieron del funcionalismo la filosofía al uso en la inteligencia artificial y la ciencia cognitiva. Entretanto, debido a los problemas del funcionalismo, este estatus ha sido de nuevo cuestionado.
Objeciones contra el funcionalismo [editar]
Pese a su popularidad, el funcionalismo ha de enfrentarse a serias objeciones.
Realizaciones arbitrarias [editar]
Una de las objeciones clásicas al funcionalismo se debe al filósofo Ned Block. Block se sirve del hecho de que los estados funcionales pueden realizarse en sistemas diversos. Mediante un experimento mental, Block trata de imaginar una situación en la que un sistema tenga la misma arquitectura funcional que una persona consciente, pero que carezca de conciencia. Si tal sistema puede existir, entonces los estados funcionales no pueden ser idénticos a los estados mentales.En el artículo "Troubles with Functionalism", Block imagina que el gobierno chino se convierte al funcionalismo e intenta realizar una mente humana. Cada chino recibe un aparato de radio que, conectado a unos satélites, le permite comunicarse rápidamente con los demás. Podríamos entonces hacer que la población llevara a cabo las acciones precisas para realizar todas las funciones cerebrales que el funcionalismo diría que son necesarias para que una persona tuviera dolor. Por ejemplo, dado el input X, todo lo que tendría que hacer la nación es devolver el output Y, siendo X e Y, respectivamente, los input y output que el funcionalismo describiría como dolor. En tal caso, podríamos decir que la nación entera tenía dolor, según la definición funcional. Así pues, según Block, ese sistema compuesto de personas, aparatos de radio y satélites podría realizar cualquier estado funcional que puede realizar una persona. Sin embargo, dice Block, es completamente absurdo suponer que dicho sistema tenga estados mentales. La objeción de Block se conoce como la objeción de las «realizaciones arbitrarias

El Funcionalismo.

El funcionalismo es un movimiento que nace del Bauhaus y se interesa para armonizar la función y la construcción.
La figura líder del movimiento es Eduardo Jeanneret, "Le Corbusier".
Le Corbusier (1887-1965), Suizo, es funcionalista por excelencia. En su vocabulario, la noción de maquina es importante. En efecto: para él, la casa es "una maquina de vivir" y reconcibe la manera de construir.

Toma en cuenta 5 principios que considera básicos:
1. fachadas libres,
2. plantas libres,
3. ventanas anchas de corte horizontal que dejen entrar la luz y el aire
4. uso de pilotes que descargan los muros de su función de soporte
5. existencia de una azotea.
Es prácticamente el inventor de la prefabricación. Sintetiza sus inquietudes estéticas en la invención del "modulador", un nuevo uso de la proporción áurea que subordina las medidas de los edificios a las medidas del hombre. Construye edificios cuyo propósito es cumplir con una función y proyecta sus ideas a nivel de la urbanización, donde integra las diferentes actividades humanas de manera práctica y armoniosa. Escribe mucho para dar a conocer sus ideas.
Entre sus obras famosas se encuentran:
· la Villa Savoye,
· la unidad de habitación de Marsella,
· el convento de La Tourette y
· la iglesia de Ronchamps

Talcott Parsons

Talcott Parsons (Colorado Springs, 13 de diciembre 1902 - Múnich, 8 de mayo 1979), sociólogo estadounidense.
Cursó estudios en el Amherst College, la London School of Economics y la Universidad de Heidelberg (Alemania). Dio clases de sociología en la Universidad de Harvard de 1927 hasta 1974 como director del Departamento de sociología de dicha universidad (1944). Más tarde fue nombrado presidente del nuevo Departamento de Relaciones Sociales 1946 y posteriormente presidente de la American Sociological Society en 1949
Es uno de los mayores exponentes del estructural funcionalismo en sociología. Dicha teoría social sostiene que las sociedades tienden hacia la autorregulación, así como a la interconexión de sus diversos elementos (valores, metas, funciones, etc.). La autosuficiencia de una sociedad están determinadas por necesidades básicas, entre las que se incluían la preservación del orden social, el abastecimiento de bienes y servicios, la educación como socialización y la protección de la infancia.
Entre sus libros destacan:
La estructura de la acción social (1937).
El sistema social (1951).
Si bien ha sido considerado como uno de los sociólogos más eminentes del siglo XX, ha sido criticado por no prestar suficiente atención al cambio social y a los conflictos asociados a él. Su obra es uno de los primeros intentos de síntesis dentro del campo de la sociología donde revisa los escritos de Emile Durkheim y Max Weber, así como de autores menores para la sociología como Vilfredo Pareto, y (en la obra de 1951) Sigmund Freud. El papel de Marx en la teoría parsoniana es "asaz y escuálido" según la crítica que realiza Anthony Giddens, e incluso se ha dicho que la obra de Parsons no es más que una teoría conservadora que pretendía ignorar a Marx.

Funcionalismo

El funcionalismo es una corriente teórica surgida en Inglaterra en los años 1930 en las ciencias sociales, especialmente en sociología y antropología social. Tiene un enfoque empirista que preconiza las ventajas del trabajo de campo. Hasta el siglo XIX, la mayoría de las labores se realizaban en un gabinete, mediante relatos sesgados de viajeros. El funcionalismo abrió el camino de la antropología científica, desarrollándose luego con gran éxito en Estados Unidos.
Bajo esta mirada, las instituciones sociales serían medios colectivamente desarrollados para la satisfacción de las necesidades biológicas y culturales; los define, por lo tanto, por el cumplimiento de una función social, y no —como se hacía generalmente— por las circunstancias históricas de su desarrollo. Enfatiza, por lo tanto, las medidas que las instituciones toman para alcanzar los fines socialmente valorados; en la escuela funcionalista americana, basada sobre todo en la obra de Talcott Parsons, se pone un énfasis particular en el mantenimiento de la estabilidad social.

Origen del nombre funcionalismo
El nombre de esta escuela se deriva del hecho de que para el etnógrafo polaco Bronislaw Malinowski, seguidor de las teorías sociológicas del francés Émile Durkheim, las culturas se presentan como todos "integrados, funcionales y coherentes". Por lo tanto, cada elemento aislado de la misma solo puede analizarse considerando los demás. Este autor estudia entonces la cultura y demás hechos sociales, como por ejemplo las instituciones en las que estos están "concentrados", en función de cómo se organizan para satisfacer las necesidades de un grupo humano, es decir, todas aquellas tareas u objetivos que tienden a mantener y conservar los organismos de la sociedad y a esta como tal, incluyendo sus modelos culturales.